Son más,
incansables, incontables, incontenibles:
puede verse el colorido de las manifestaciones.
Levantan voces de armonía
y ante el dolor
despiertan al país entero,
gritando:
¡Fuera golpistas!
¡golpistas basura!
No retroceden,
van en aumento.
No son las mismas,
son mejor siempre
en la desobediencia popular.
Sólo caben en sus palabras
y en la postura de su voz
que es su música una figura ancestral
y una fulguración de lo que será.
Caminan, caminan, en la predilección
del respeto y la estima,
del amor
y los derechos
de la pluralidad,
de su ser:
género y humanidad,
síntesis de mujer.
Anunciación y luminosidad,
constelación,
vuelo y mar
en la dicha de creer y amar.
El porvenir en su visión
y en la base de los pueblos,
las mujeres,
cambiando la faz de la crítica y la miel
e innovando el fin de lo deseable,
caminan,
sin importarles
¿cuánto falta y qué más hay que hacer?
Todo es si todo cambia
y el afán es el pensar,
haciendo y dando,
afanadas en hacer que lo bello sea integral,
transformable, cotidiano,
continente hogareño
y eje de una carreta
que nos alivie el devenir.
Leche, legitimidad y concepción,
crianza e intimidad:
La humanidad entera se moviliza
cuando se manifiesta una mujer.
Mujer, mujeres, eres,
ofrenda y pan,
equipo y red, maíz y espiga,
colectivo y planeta
en la armonía de protestar,
en el arrebato de la emoción,
y en la belleza de reñir
para plantar felicidad,
que es así de sencilla,
fresca, sol y lluvia: caminar.
Candelario Reyes García
53 días de Resistencia Popular
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