
Porque las víctimas no pueden caer en el anonimato,
ni los victimarios en la impunidad.
Musas ¡cúbranse, cuidado!
Viene el ejército con las bayonetas,
¡cúbranse,
no de las bolas de goma inmune
que lanza custodio,
ni de las burbujas consagradas de gases
que puya el cardenal!
¡cúbranse de ser manchadas!
Escapen
de los chorros de las tanquetas,
si quedan estigmatizadas de tinte
y son sorprendidas por las fieras pastorales
y las ratas peinadas doctorales,
las van a machacar, las van a diezmar
con garrote y veneno.
Cuídense musas,
que imbuirme deben
en esta contienda
que ha de conocer el mundo,
saber, palpar, sentir:
que, de un lado se alinea la mentira
con sus ejércitos goriletis,
con sus mandos especiales macabros,
con sus cuadrillas antimotines tétricas,
con su modernidad de homicidas,
armados de esqueletos togados,
pertrechados de calaveras cronistas;
y del otro sector,
se compacta sudoroso,
sediento, mal comido,
mal dormido, indignado
pero contento, cantando
bajo un colorido de mantas y pancartas,
el pueblo en desobediencia.
Unos pocos traen palos,
muchos menos, piedras y resorteras,
que sólo usarán en caso de retirada
en intifada para contener la bestia
y que el aplastamiento a los caídos,
no sea tan brutal, tan sangriento.
Se escuchan himnos y consignas,
traquidos y estruendo de aparejos.
Una tropa es profesional y entrenada;
la otra fracción,
es una multitud que ha alcanzado reunirse
bajo la fe de que Dios está con ellos
y con ellas ángeles vienen a pie
trayendo flores, temores, pero no miedo
rezos y esperanzas, sangre y vuelos.
Los armados están fijos, firmes,
bajan de los camiones blindados
con una sicología, una táctica diseñada
y una dosis de droga graduada.
Del otro frente,
fundidos entre la nube del jubileo
vienen vendedores ambulantes
de agua, frutas y burritas.
Es una marcha y avance de signos amenos
con una sola idea clara:
“que el pueblo unido, jamás será vencido”
Allá las fuerzas del toque de queda;
aquí el pueblo de la desobediencia civil
y de la insurrección pacífica
contra el golpe.
Allá la fuerza.
Aquí la razón.
¡Oh musas, alerta!
Métanse entre el pueblo que hace jornadas
allí entre la historia de caminar y sudar.
¡Musas, cúbranse con pañoletas,
protéjanse del sol, tomen la luz
y cólmense de alegría
que la inspiración se conjuga
entre ese olor a resudación y la frescura
de darse calor hombro a hombro,
color y ardor paso a paso!
Oigan que las voces
tienen la música de la emoción,
el iris se adivina multicolor
y el tornasol aviva el paisaje
de todos los timbres y melodías,
del reclamo el ambiente
es de cataratas cantando libertad,
campanarios de hojarascas
los vientos,
los vuelos y los cantos, reyertas
de los cielos abiertos
en el anuncio de la justicia,
el bien y la paz
que se origina en las gargantas.
¡Musas, vamos, avancemos!
Soplos de los siglos nos observan,
es la dignidad en el arresto de lo bueno,
es un pueblo cercado, incontenible,
cercos militares de represión,
estado de inmovilidad,
reprimido, no rendido
que burla las alambradas,
las púas y los disparos
y dignifica la sangre de los caídos,
de los mártires; van en camino
enfrentando la historia,
confrontando el crimen,
reclamando la honra y la decencia,
diciendo no al golpe,
no al gorilismo de los políticos de oficio,
no al atropello de los generales miserables,
no a la impunidad de los criminales de cuello blanco,
que han perpetrado alevosía contra la patria.
Maestros, pobladores,
sindicalistas, extensionistas,
campesinos, cooperativistas,
labradores, agricultores,
caficultores, amas de casa,
venderores ambulantes,
obreros, deschambados,
heridos, amoratados,
adoloridos, enfermos a medio gas,
artistas, poetas,
caricaturistas, teatreros
camarógrafos, deportistas,
mujeres, hombres,
pajaritos, mosquitos, libélulas
y luces del porvenir,
están aquí, de este lado,
con la confianza de que los golpistas caerán.
¡Musas, a marchar, únanse
contra toda barrera,
adhiéranse de este lado.
Luchen, venzan al pertrechado
que legitima el hambre,
la violencia,
la mentira y el mal
con esos disparos arteros
que ya derramaron sangre
de este lado del pueblo!
¡Musas, la historia, la vida,
es un mismo iniciar! ¡Vamos juntos
que la razón triunfará!
Candelario Reyes García
Poeta
Honduras
Día 15 del golpe.
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